Siempre que piensas en bondad, tú ganas



Lamentablemente no es esto lo que piensan la mayoría de los mortales, porque si fuera así el mundo sería totalmente distinto y reinaría la felicidad.

El éxito, el triunfo, el poder, la satisfacción personal, el placer, casi siempre son fruto del egoísmo y del interés particular de cada uno, olvidando en la acciones y decisiones el bien hacer, la generosidad y la bondad.

Parece que la bondad se interpreta más bien con hacer el tonto y ser un idiota siendo corto de miras pensando más en la felicidad de las personas que en uno mismo, sin llegar a descubrir nunca que precisamente cuando piensas en bondad siempre ganas y rebota en ti la felicidad recibida de quien tienes frente a ti.

Querer llegar a ser bueno es gran parte de la bondad. Publio Siro.

Lo que pasa es que siempre pensamos en la bondad para recibir algo a cambio, entendiendo que es un acto absurdo que no tiene ningún provecho, sin darse uno cuenta en la satisfacción interior y el fruto que tiene tu acto de bondad aunque no lo percibas o lo llegues a percibir nunca.

Jamás es perdido el bien que se hace. Fénelon.

Los actos de bondad son semillas que se plantan para su crecimiento y que siempre dan sus frutos, frutos que no tienen porqué repercutir en nosotros, sino proporcionar el fin para el cual ha sido ese acto bondadoso.

Decía el poeta y filósofo Henry David Thoreau, que la bondad es la única inversión que nunca quiebra. Siempre es rentable para quien la recibe y siempre es beneficiosa para quien la práctica. Puede que no llene tus arcas, pero seguro que engrandece tu corazón. La gran mayoría preferirá llenar sus arcas sin pararse a pensar que esa ansiada felicidad basada en el dinero, en el éxito o en el poder, nunca se encuentra allí.

Miguel de Cervantes también coincidía con este filósofo diciendo que al bien hacer, jamás le falta premio. Así como René Descartes: El bien que hemos hecho nos da una satisfacción interior, que es la más dulce de todas las pasiones.

Sin bondad, la inteligencia es torpe y ciega, porque sus acciones nunca verán más allá de lo que esconde el deslumbrante escenario del éxito, no teniendo en cuenta que cada acto de bondad, hace más grande el mundo.

Muchos hablan de querer hacer el bien, sin pararse a pensar que el primer paso hacia el bien, es no hacer el mal. El mundo está acostumbrado a ver que lo corriente es hacer lo que a uno le viene en gana, cosas que casualmente no coincide nunca con hacer el bien. La bondad es una palabra despreciada y olvidada que no permite recordar cuando nos decían aquello de, haz el bien sin mirar a quien.

Las palabras de Sigmund Freud también debieran calar hondo: La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas. Una gran medicina para el abatimiento, para la depresión, para el dolor, para la soledad, para la falta de amor e incluso para ese estrés que padece la humanidad en la equivocada búsqueda de la felicidad.

La bondad no hace buenas migas con la ambición, el orgullo o el poder. Como decía Ludwib Van Beethoven, el mayor y verdadero símbolo de superioridad que conozco es la bondad. La bondad es la que siempre desarma a tu enemigo.

Pío Baroja se asombraba sobre la bondad: Realmente, no sé si con justicia o no, a mí no me admira el ingenio, porque se ve que hay muchos hombres ingeniosos en el mundo. Tampoco me asombra que haya gente con memoria, por grande y portentosa que sea, ni que haya calculadores; lo que más me asombra es la bondad, y esto lo digo sin el menor asomo de hipocresía. 

Filósofos, compositores, músicos, novelistas, médicos, poetas o escritores nos hablan sobre la bondad. Pensadores que se han parado a meditar sobre la fabulosa capacidad del ser humano para engrandecer el mundo, y aún transmitiendo este mensaje para que sus habitantes se detengan y analicen sus actos, muchos procuran que la bondad permanezca oculta y no brille e ilumine el corazón de cada uno.

Los males de los hombres son fruto de su elección; la fuente del bien la buscan lejos, cuando la llevan dentro de su corazón. Pitágoras de Salmos.

Eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida. Billy Wilder.

Solamente haciendo el bien se puede realmente ser feliz. Aristóteles.

Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro. Platón.

El mayor placer que conozco es hacer sigilosamente una buena acción y dejar que se descubra por accidente. Charles Lamb.

La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre. Ernest Hemingway.

Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo. Paulo Coelho.

El sol no espera a que se le suplique para derramar su luz y su calor. Imítalo y haz todo el bien que puedas sin esperar a que se te implore. Epicteto de Frigia.

Que nadie se acerque a ti, sin que al irse sen sienta mejor y más feliz. Santa Teresa de Calcuta.

Recuerda, poniendo bondad en aquello que haces, siempre ganas.


Muchas gracias por estar aquí y compartirlo. 
"Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz"
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"


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