¿A qué aspiras? ¿Hasta qué peldaño piensas subir?

Hablaba en anteriores artículos de intentar sacar el sobresaliente en todo lo que hacemos y de que no se puede ver el cielo desde abajo. El artículo de hoy tiene una cierta relación desde el punto de vista del enfoque que damos a nuestra vida en los diferentes ámbitos y aunque puede ser que me repita, creo que conviene insistir en este tema porque veo que entre nosotros cada vez se expresa más la queja, la crítica y el enjuiciamiento, manteniendo no obstante la comodidad en nuestras acciones diarias.

El otro día precisamente, un compañero me comentaba como su novia se había acomodado en un puesto de trabajo y dentro de una empresa que ni tan siquiera reconocía o valoraba su esfuerzo y sus muchas horas, remunerándola en su justa medida. Una mujer con experiencia, capacidad, cualidades para dar el salto a otra empresa y por supuesto pasar a otros peldaños mucho más importantes y gratificantes, permaneciendo inmóvil y teniendo miedo a asumir nuevos retos en el lugar que le corresponde y, donde seguramente se sentiría realizada con su trabajo y con el verdadero aprovechamiento de su potencial.

Hay una pregunta muy importante que todos debemos hacernos cuando entramos en el mundo laboral y pensamos en nuestro futuro. Tenemos una escalera como la de la imagen y vemos los diferentes escalones que suben hasta el supuesto objetivo. ¿Hasta qué escalón quiero subir? ¿En qué peldaño me pienso quedar? ¿Hasta dónde llegan mis aspiraciones?

¡Plantéate lo que quieres y no tengas miedo! No me vengas con eso de que me conformo con estar en el escalón de abajo y tener un sueldecito. ¡Sé exigente contigo mismo! ¿Qué es eso de conformarte con estar en el escalón de abajo? ¡Valórate! Estudia tus cualidades, tus conocimientos, tu poder de aprendizaje, tu iniciativa, tu capacidad, tus fuerzas, tus ganas de trabajar.

Y ahora, después de haberte estudiado y autoanalizado, ¿dónde podrías estar tú? ¿En qué escalón te ves desarrollando toda tu capacidad?

No me seas conformista, ¡valórate y véndete tal y como tu vales! lógicamente en el escalón de abajo siempre tendrá que haber alguien y con toda honra, ¿pero estás seguro que tú eres uno de ellos? ¿Vas a estar cómodo en ese escalón y de verdad que serás feliz en él con las capacidades que tienes? No te infravalores y no ofendas a Dios ni a los que creen en ti. Puedes pensar que en otro escalón vas a tener más responsabilidades, pues puede que sí, pero a lo mejor tú vas a dar mejores resultados que otros "incompetentes" que se colocan ahí indebidamente. No tengas miedo y colócate en el escalón que te corresponde y donde podrás aportar a la empresa, al mundo, a ti mismo y a los que te rodean, valores importantes para crecer, para sacar el mayor provecho, el mejor rendimiento, el mayor beneficio y donde además te sentirás feliz porque es tu sitio, donde tienes que estar, satisfecho contigo mismo y con lo que estas aportando.

Valórate, céntrate y enfócate. Tienes que tener claro lo que quieres. Y si sabes lo que quieres no te quedes ahí. Márcate un objetivo, una idea clara y sube al peldaño correcto. A la montaña podrá subirse por diferentes rutas, pero tienes que elegir una y no quedarte a mitad de camino. Céntrate y enfócate de una vez para que tu visión no sea borrosa sino que tenga la mayor nitidez posible. Como dice Darío Reques en uno de sus artículos: " Una bombilla envía fotones en todas direcciones. Un láser alinea todos los fotones en un torrente estrecho, enfocado. Una bombilla de 140 vatios alumbra una habitación. Un láser de 140 vatios podría cortar una fina lámina de acero". 

¡Enfoca tu laser! ¿Qué soy, qué quiero y cómo lo voy a conseguir?  ¡Céntrate! No puedes picotear en todos los sitios. Cualquier equipo de producción debe tener las ideas claras. Tu cerebro es un equipo de producción. ¿Te imaginas que en una fábrica el jefe estuviera dando órdenes diferentes y contradictorias a sus operarios cada cinco minutos? No desorientes al equipo de producción que tienes en tu cerebro y envíale unas órdenes claras para conseguir tu objetivo, subir al peldaño adecuado y situarte en el lugar y puesto que mereces.

Si tu escalón es el primero, ¡vale quédate ahí!, pero si vales para estar en el quinto o en el décimo, no seas conformista, mediocre y vago, ¡empieza a subir ya!¿a qué esperas? Se necesita gente como tú en ese escalón, gente que te está esperando. Los cambios, el crecimiento, los éxitos,  el mundo, te está esperando. No te quedes abajo, porque tú puedes estar arriba.

Cuando yo estuve en desempleo también me tuve que hacer esas tres preguntas: ¿Quién soy, qué quiero y cómo lo voy a conseguir? Me auto-analicé, me enfoqué a donde debía estar, subí nuevamente los escalones uno a uno y, ¿sabéis cuál fue el resultado?: encontré lo que estaba buscando, un buen trabajo. También me convertí en escritor con tres libros publicados, amplié mi formación, empecé a poner mis experiencias al servicio de los demás, aprendí a manejar mejor mi dinero y a operar en los mercados financieros, descubrí mi interior, mis capacidades y mis fuerzas para construir mi destino llegando a entender que el futuro se lo crea uno mismo marcándose objetivos siguiendo un camino, sorteando los obstáculos y subiendo los diferentes peldaños que merecen nuestras capacidades.

No tengas miedo de subir la escalera de tu destino. Allí arriba te están esperando. Hay gente que te necesita, el mundo te necesita, y te aseguro que vas a descubrir que el riesgo, el esfuerzo, la constancia, la perseverancia, te llevarán donde tú quieras, sintiéndote feliz habiendo puesto tus cualidades y tus dones a funcionar.

Podéis profundizar más sobre el tema con este artículo de Alex Rovira, así como en el excelente comentario que escribió hace tiempo Francisco Alcaide sobre el futbolista Raúl




Comentarios

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...